La Tita


No te preocupes gordita, la Tita no va ha tirar;
mirá lo que te compró, esto va ha desenredar.
Tu no te acuerdas de esto? Yo si aún lo recuerdo,
si la mami que elegí no tironeaba mi pelo.
Lavar esos largos rizos era sufrir al peinarlos
pues no existía un producto para desenredarlos.
Hasta que tu apareciste con uno que hizo la magia,
como siempre en nuestra vida la mía solucionabas.
Pero el tiempo fue pasando y me cortaron el pelo,
la Tita creció y halló el amor de un caballero.
Luego no fue lo mismo, otro interés la ocupaba,
y tanto ella cambió que a la gordita olvidaba.
Ya no leía cuentos, canciones ya no cantaba,
hasta olvidó decirle que al casarse se alejaba.
La gordita festejó que ese muchacho tan alto
con su hermana se casara; hasta que al volver a casa
y acostarse a descansar vio la gran luna lunera
una cama iluminar, la cama de aquella hermana,
que se fue sin un adios, y con nueve años apenas 
la gordita la esperó.
Recién con cuarenta y pico, entiendo muchos porques;
no te perdí hace dos años... hace más de treinta y seis.

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Vea mis dedos desde que no la toco menguando entre mis propias manos poco a  poco, 
me vienen anchos los pantalones, hablo solo y sufro alucinaciones.-            
                                                                                                                            J M Serrat    


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